La proteína es una parte importante de una dieta. Pero comer más proteínas no es siempre mejor. Un nuevo estudio sugiere que una dieta alta en proteínas animales puede aumentar el riesgo de enfermedad del hígado graso.
Especialmente para las personas que son de edad avanzada y con sobrepeso.
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El nuevo estudio, fue presentado recientemente en el Congreso Internacional de Hígado en Amsterdam, según Science Daily (1).
Se analizaron los registros dietéticos de más de 3.400 personas que viven en los Países Bajos, el 70% de los cuales fueron clasificados con sobrepeso por su índice de masa corporal (IMC).
La edad promedio de los participantes fue de 71 años.
El 35% fue diagnosticado con la enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD). Tener demasiada grasa en el hígado puede causar cáncer de hígado y contribuir al desarrollo de la diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Comer más proteínas no es siempre mejor
Los investigadores hicieron una conexión interesante en los que tenían sobrepeso: Los que comían mayor cantidad de calorías provenientes de proteínas eran 37% más propensos a tener enfermedad del hígado graso. Esto en comparación con aquellos con un IMC similares que comieron menos.
No todas las proteínas parece ser iguales.
Los que comieron más calorías de proteínas animales tenían un mayor riesgo de enfermedad de hígado graso en un 50%. En cuanto a su relación con la diabetes y el colesterol alto, tenían más incidencia los que comían más proteína animal.
Sorprendentemente, los investigadores encontraron otro parámetro interesante.
Según se suponía, tenían un mayor riesgo de enfermedad del hígado graso las personas cuyas dietas eran ricas en azúcares como la fructosa. Pero ahora, de hecho, en realidad encontraron una disminución. Esa asociación desapareció, después de que otros factores de salud fueron tenidos en cuenta.
Esto podría sugerir que el azúcar no es tan perjudicial como se sospechaba.
Pero los autores subrayan que sus hallazgos deben ser interpretados con precaución. Es posible, que comer azúcares naturales de frutas y verduras ricas en antioxidantes, puedan explicar este aparente efecto protector.
El estudio tampoco encontró ninguna asociación entre la enfermedad de hígado graso y la grasa total o fibra, independiente de la ingesta total de calorías.
Otra investigación ha sugerido la incidencia de las dietas occidentales.
Esta son ricas en proteínas animales y alimentos refinados. Estos alteran el metabolismo de la glucosa y el equilibrio ácido en el cuerpo. Estos factores también pueden afectar a la salud del hígado. Según dice el autor principal, Dr. Louise Alferink del Centro Médico Erasmus en Rotterdam, Países Bajos. Otros ingredientes en los productos cárnicos elaborados, como los nitratos, la sal y el hierro, también podrían jugar un papel.
Se estima que mil millones de personas en todo el mundo, y el 30% y el 40% de los estadounidenses adultos, tienen hígado graso no alcohólico. La enfermedad puede ser tratada con la pérdida de peso y los cambios de estilo de vida en sus primeras etapas. Pero también puede conducir a la cirrosis, cáncer e insuficiencia hepática.
Los autores escriben que sus hallazgos apoyan la teoría de que lo que comen las personas con sobrepeso puede ser tan importante para la salud del hígado como la cantidad de calorías que consumen.
«Un estilo de vida saludable es la piedra angular del tratamiento en pacientes con hígado graso no alcohólico. Pero las recomendaciones dietéticas específicas faltan». Dijo Alferink en un comunicado de prensa. «Los resultados de este estudio demuestran que la proteína animal se asocia con NAFLD en las personas mayores con sobrepeso».
Por eso comer más proteínas no siempre es bueno.
Por suerte para las personas que tienen o están en riesgo de hígado graso no alcohólico, también hay un montón de fuentes.
Incluyendo proteínas de origen vegetal.
Como ser frijoles, guisantes, semillas, nueces, tofu y otros productos de soja, e incluso algunas verduras, como espinacas y brócoli.
Las proteínas de origen vegetal han demostrado ser tan eficaces en la construcción del músculo como sus homólogos de los animales, y ahora también parece que pueden ser más saludables para el hígado.
Recursos externos: (1) www.sciencedaily.com
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