La tecnología ya se está metiendo debajo de la piel para más seguridad y para que sea intuitivamente más fácil su manejo.
Ya sea si quieres entrar a la oficina, comprar algo de comer o subir a un autobús podemos utilizar una tarjeta magnética para este tipo de cosas.
Epicenter es un nuevo edificio de alta tecnología en Suecia que ya utilizan otra tecnología: el chip que se introduce debajo de la piel.
Felicio de Costa, trabaja en su empresa que está en este edificio, llegando a la entrada apoya su mano contra la puerta para poder pasar.
Ya adentro realiza lo mismo para entrar en su oficina.
Puede utilizar la fotocopiadora también con un movimiento de su mano.
Esto lo realiza gracias a un chip de identificación por radiofrecuencia. Es un pequeño objeto del tamaño del grano de arroz, que está implantado en su mano según la BBC.
En poco tiempo, 700 personas que ocupan el edificio tendrán oportunidad de dejar que les implanten un chip. Además de poder ahora acceder a puertas y fotocopiadoras, a largo plazo se espera que el chip pague servicios, como el café en un bar, moviendo solo la mano.
El proceso es organizado por hackers suecos. Uno de sus miembros es un tatuador.
Él se encarga de poner los chips. Primeramente, masajea la piel entre los dedos pulgar e índice y frota el lugar con desinfectante. Tras un momento de dolor, no peor que una inyección, coloca un apósito encima.
Hannes Sjoblad tiene una tarjeta de visita electrónica adentro de su chip, pudiendo acceder a un teléfono inteligente.
¿La gente querrá realmente llegar a este punto de intimidad tecnológico? Se le preguntó. «interactuamos ya con la tecnología todo el tiempo», dijo.
«Actualmente es un poco fastidioso, necesitamos códigos, contraseñas, pin. ¿No es más fácil hacerlo todo con tu mano? Es intuitivo».
Hannes Sjoblad dice que el grupo sueco de biohackeo tiene otro objetivo: el prepararnos para el día en el que otros quieran ponernos un chip.
«Queremos poder entender esta tecnología antes de que lo hagan las grandes empresas y los grandes gobiernos y vengan y nos digan todos deberían llevar un chip: el chip para los impuestos, el chip de Google o el chip de Facebook».
Ahí podremos cuestionar la forma en que se implementa la tecnología desde una posición de mayor conocimiento.

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